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AutorModesto Seara Vázquez

Edición

Lugar y Año Huajuapan: UTM, 2010

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Un Nuevo Modelo de Universidad. Universidades para el desarrollo

En las páginas que siguen voy a ofrecer mis concepciones de lo que debe ser una universidad. Son ideas generadas por una larga vida en el medio universitario, en distintos países y continentes, aunque la mayor parte del tiempo estuve en México, en la Ciudad de México y, los últimos veinte años, en el Estado de Oaxaca. Mi profesión, que son las relaciones internacionales en sus diversos aspectos, me obligó a mantenerme al día en lo que ha sucedido y sucede en el entorno internacional, y eso me ha permitido incorporar experiencias y conocimientos al proyecto universitario que he tenido el enorme privilegio de desarrollar.

Como es natural, no todos van a estar de acuerdo con mis opiniones sobre la idea de universidad; me sentiría muy decepcionado si así fuera, pero sí quiero invocar en mi apoyo tres cosas: una, que no son ideas improvisadas, sino fruto de una ya larguísima experiencia en los medios universitarios de distintas latitudes; dos, que espero haber demostrado, con los hechos, que esas ideas funcionan, y esa posibilidad de combinar teoría y práctica no ha estado al alcance de muchos de los teóricos de la universidad; y tres, que he expresado mis ideas con la misma libertad con la que las he estado aplicando en las últimas décadas y mi esperanza es que en otros entornos geográficos en los que haya situaciones similares, puedan beneficiarse de la experiencia oaxaqueña, pues este modelo es perfectamente exportable.

Fue y todavía es un enorme desafío, en el que fui entrando de modo gradual y tuve la oportunidad única de concebir y realizar un proyecto universitario, de universidades públicas, en el que apliqué mis propias ideas. Contra todos los pronósticos y en las circunstancias más dificiles, políticas, sociales, económicas e incluso geográficas, podemos decir que hemos conseguido resultados muy buenos. Como todas las obras de este tipo, hay aportaciones de mucha gente, de dentro y fuera de las universidades, y es de justicia reconocerlo. En la segunda parte, dedicada especialmente a la práctica, menciono los nombres más sigificativos, a los que tendría que añadir muchos de mis colaboradores, a los que agradezco haber tolerado mis impaciencias, más allá de lo que se podía razonablemente esperar. Pero en lo que se refiere a la experiencia oaxaqueña, debo decir en mi descargo, que han sido veinte años de trabajo sin descanso, con largas jornadas de trabajo y desplazamientos, casi todos por carretera, por la dificil geografía de Oaxaca, del nivel del mar en las zonas tropicales, a la alta montaña de las sierras. Quitando los fines de semana, rara vez quedo más de una noche en un sitio. Hasta ahora he tenido la suerte de una excelente salud, que me ha permitido estos excesos, pero debo confesar que me siento muy orgulloso del trabajo realizado, de los resultados obtenidos, y sobre todo, del consenso que se ha conseguido en Oaxaca en torno a este proyecto, hoy compartido como algo propio por todos los oaxaqueños.

Con todo, no puedo hablar en pasado, pues el proyecto sigue. En lo que se refiere a mis ideas sobre el concepto de universidad, no creo que a estas alturas cambien en lo fundamental, pero en la práctica, todavía estamos en pleno combate, consiguiendo objetivos que no habíamos podido cubrir hasta ahora, y abriendo ya nuevos desafíos y lanzándonos en proyectos innovadores totalmente inéditos, como el de la NovaUniversitas, o la creación de polos de desarrollo tecnológico en torno a los centros de investigación que ya hemos establecido.

Hoy Oaxaca tiene ya, quiérase o no, un lugar destacado en el desarrollo científico y tecnológico de México, y hemos demostrado, por la vía de los hechos, que estamos a la altura de cualquier desafío. Con esta voluntad de aportar algo importante al trabajo del gobierno y el pueblo de Oaxaca, esperamos y deseamos, que el atraso económico y social de Oaxaca será en el futuro próximo una cosa del pasado.